Para entender el texto que nos
presenta este domingo el evangelio es importante que nos situemos en el
contexto histórico en el que se desarrolla la acción: Jesús no quería que sus
discípulos se hicieran falsas esperanzas y les deja claro que ellos podrían
seguir la misma suerte que le iba a tocar a Él, por eso les dice que en algún
momento alguien les rechazará, maltratará, insultará o condenará. ¿Qué es lo
que hay que hacer? “No tengáis miedo”. Y a partir de ahí se centra toda la
reflexión que trasmite a sus discípulos. Porque el texto recoge las palabras
que Jesús les dirige principalmente a ellos, a aquellos que han sido llamados
por Jesús y le han seguido, esos que han escuchado sus enseñanzas y le han
seguido, a los cuales les envía ahora a la misión.
Mateo se dirige a una comunidad
misionera, que experimenta la persecución y que necesitaba ser orientada. Por
eso les ofrece esta especie de manual del misionero cristiano. Este manual
consta de una breve introducción (Mt 9, 36-38) y dos partes: 1.- La llamada y
el envío de los discípulos (Mt 10, 1-15) y 2.- una serie de instrucciones sobre
el destino que les aguarda (Mt 10,16-42). Terminará la composición con un breve
sumario a modo de conclusión y transición (Mt 11,19).
Centrándonos en el texto que nos
presenta el evangelio en este domingo Jesús transmite a sus discípulos
confianza y valor en la persecución. Parece que estas palabras de Jesús, aunque
estaban unidas a la tradición, son propias de Mateo, que utiliza la expresión
“no tengáis miedo” en tres ocasiones (Mt 10, 26.28.31). Son palabras de
consuelo que Jesús dirige a sus discípulos para que superen el miedo y la
angustia que trae consigo la persecución. A cada expresión a “no tener miedo”
le acompaña una motivación para superar ese miedo. Veamos cuáles son esas
motivaciones:
1ª Motivación: Mt 10, 26-27: “No
hay nada encubierto que no llegue a ser descubierto, ni oculto que no llegue a
saberse,…,“
Jesús les dice que el miedo no
debe impedir la proclamación del mensaje que Jesús les ha encargado anunciar y
que ese mensaje, al final, acabará siendo conocido.
¿Cómo podemos aplicar esta
motivación en nuestra vida? Si hay una injusticia, una maldad que nos han
hecho…, y que no logramos hacer justicia en esta vida, Jesús nos dirá que no
perdamos la calma, que Dios es el justo juez y que Él sabrá hacer justicia.
2ª Motivación: Mt 10, 28:“No
temáis a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma, temed
más bien a Aquel…”.
Aquí les está trasmitiendo Jesús
la confianza en Dios frente a las afrentas que pueden ocasionar los hombres; al
final, hay un Juez que nos va a juzgar a todos en función de nuestras obras.
Ante una calumnia, una difamación,
una afrenta que suframos…, muchas veces nos duele perder nuestra imagen,
nuestra buena fama, quedar mal ante los demás,… Jesús nos dice que eso no nos
preocupe, que no nos preocupemos por aquellos que nos pueden destruir nuestra
alma, que nos preocupemos más bien de aquello que nos puede alejar de Dios.
3ª Motivación: Mt 10, 29-31:
“Vosotros valéis más que muchos pajarillos”. Es decir, Jesús está transmitiendo
la confianza que los discípulos tienen que tener en Él, pues si para Dios todas
las cosas son importantes, mucho más los hombres. Para ello Jesús recurre a una
comparación: si el Padre cuida hasta de los pájaros más pequeños e
insignificantes y tiene contados hasta cada uno de nuestros cabellos, ¿cómo no va
a ocuparse de ellos que son sus hijos queridos?, por eso les dice: “no temáis,
vosotros valéis mucho más que muchos pajarillos”(Mt 10, 31).
Trasladando esta motivación a
nuestro momento actual, si alguien habla mal de ti, si alguien te calumnia, si
alguien te destruye con sus comentarios,.., que lo único que nos interese sea
¿y qué opina Dios de mí?, y yo, ¿cómo estoy ante Él?. Por eso Dios dice: no
temas, porque yo te conozco, no temas porque yo sabré recompensarte.
El texto termina con unas palabras
que retoman todo el tema del juicio (Mt 10, 32-33) diciendo que los discípulos
que hayan sabido dar testimonio en los momentos difíciles de persecución Jesús
dará testimonio en favor suyo ante Dios, pero aquellos que hayan sucumbido al
miedo y le hayan negado, Jesús le negará también delante de Dios.
“No tengáis miedo” son palabras de
Jesús que se repiten una y otra vez a lo largo de los evangelios. Las palabras
que más se deberían repetir también hoy en la Iglesia. Es cierto que la vida
está llena de experiencias negativas y que la fe no ofrece recetas mágicas para
resolver los problemas, pero también es verdad que la fe en Dios, a muchas
personas, en muchos momentos difíciles de su vida, les ha ayudado a saber
sobrellevar esas situaciones, esos miedos, esas dificultades, esas
incertidumbres…, porque han escuchado a ese Dios y se han fiado de Él cuando
nos invita a “no tener miedo”, porque esta fe en Dios no lleva a la evasión o
la pasividad sino que nos trasmite coraje para tomar decisiones y asumir
responsabilidades. Como dice José Antonio Pagola: “Esta fe en Dios nos conduce
a afrontar riesgos y a aceptar sacrificios. Lo propio del verdadero creyente no
es la cobardía y la resignación, sino la audacia y la creatividad”.