Agenda Parroquial de la Semana

viernes, 20 de diciembre de 2019

Un bautismo


Un bautismo

En el mes de Octubre del año 2017 hubo unos robos  en la capilla de la Virgen de la O y en la iglesia parroquial de Cores, luego en la iglesia de Mens y también en San Tirso de Vilanova, unos meses más tarde le tocaba a la iglesia parroquial de San Cristobal de Cerqueda.
Dado que se incautaron de algunas cosas menudas y también hubo daños materiales, presenté la correspondiente denuncia en el cuartel de la guardia civil de Carballo.

Al año siguiente, me llamaron a declarar al Juzgado de Carballo y en Diciembre del 2019 fue el juicio en el juzgado de lo penal de A Coruña, allí conocí a dos chicos afectados por la droga y que se declararon culpables de los hechos denunciados, el juez les impuso una condena de dos años de cárcel con suspensión de condena si se rehabilitaban del consumo de estupefacientes.

Durante el transcurso del juicio, la abogada de los denunciados, se me acercó y me dice que me va a pedir un favor, y que como soy cura, ella vería de muy agrado que renunciara a la reclamación de daños, ya que estos dos chicos carecían de medios económicos; casi al mismo momento, uno de los agentes que llevó la operación, se me acerca y en voz baja, me dice que no les perdone nada, porque no les voy hacer ningún favor; inmediatamente me llama el Juez y lo primero que me pregunta es si renuncio a la reclamación de daños; le hice caso al agente de la guardia civil y conteste a su señoría, que no renunciaba. Es algo que le agradezco a este agente, porque resarcir los daños provocados es también parte de la justicia.

Terminado el juicio me encontré con una chica joven en la misma puerta del tribunal, venia acompañando al agente de la guardia civil, así que nos pusimos hablar y me contó que tenía 29 años y dos hijos, uno de ellos con 9 años y el otro de 7; vivía con sus padres y padece una serie de problemas de salud que pueden dejarla en una silla de ruedas. Cuando nació; su padre se opuso a que fuera bautizada y ella tampoco se preocupó mucho hasta que se quedó embarazada y fue a pedir el bautismo para su hijo; entonces el cura de la parroquia le aconsejó que se casara con el padre de la criatura; pero eso no le convencía, dos años más tarde, nace su segundo hijo y al poco tiempo, el padre de las criaturas, la abandona. Ni que decir tiene, que esto le confirmó el acierto de haber permanecido soltera.

Una segunda relación, le hizo recobrar aquella idea de bautizar a los ahora sus dos hijos. El cura de la parroquia, distinto del anterior, le propone que se bautice ella también junto a sus hijos, para lo que ha de realizar una formación de unos tres años, y ella que vive al lado de la iglesia, no termina de quedar convencida. “Le importa más el bautismo de sus hijos, que el suyo propio”, sería el resumen de la situación. Por otro lado, está la postura del párroco, ¿bautizar  a los niños, y la madre no?, ¿dejar a los niños sin bautizar y cuando sean mayores que decidan, tal y como le pasa a la madre?, ¿bautizar sin tanta exigencia y confiarse a la misericordia divina?. No se cual sería la mejor solución, lo que si estoy seguro, es que quien mejor conoce el caso y la situación personal de la familia, es el párroco el lugar, por lo que es a él a quien compete tomar decisiones, que seguro serán las más convenientes.

A mí, lo que más me intriga, es el deseo de la madre de dar a sus hijos, lo que su padre le negó a ella; quiere para sus niños, lo que ella no tuvo.

¿Pero, que hace esta mujer en la puerta de un tribunal de lo penal?, pues resulta, que uno de los que robaron las iglesias, era su pareja. Este individuo, le regalaba joyas (rosarios, medallas, pendientes, broches, …., no tenían un gran valor, pero eran bonitas.., justo lo que robaron a la Virgen del Rosario de Cores)..,  la mujer empezó a desconfiar, precisamente porque tampoco tenía un trabajo fijo y su situación económica no era muy buena; estas dudas la llevaron un día al cuartel de la guardia civil, en donde le certificaron que se trataba de objetos robados en varias iglesias; fue el principio del fin de su relación.

“yo no quiero cosas robadas, ni tener nada que ver con quien roba, y menos si son cosas robadas a los Santos” me espetó esta mujer; y mientras tanto, yo me decía, a mí mismo, ¡¡ y tantos bautizados que ya quisieran tener este fondo humano ¡¡¡


Manuel Garcia Souto
Diciembre de 2019





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